viernes, 12 de junio de 2009

La gran fuga, Op.133, de Beethoven


Qué os voy a contar hoy que no sepais.
La verdad es que escribir sobre Beethoven da un poco de miedo. Ya parece que todo está dicho, estudiado, analizado y rematado. Sin embargo, no podemos dejarnos a los grandes por el camino.

Beethoven concibió esta fuga como un último movimiento para su cuarteto Op.130. Lo que pasa es que la densidad de la pieza y la complejidad tanto para el oyente como para el cuarteto de intérpretes hicieron que finalmente se decantara por considerarla una pieza independiente. Así pues, pasó a ser considerada como "La gran fuga"

Hay que decir que Beethoven escribió esta fuga al final de su vida. Es decir, tenía 56 años, estaba completamente sordo y ya había escrito la novena sinfonía. Esto puede parecer una tontería, pero si hablar de la madurez musical de un compositor ya suelen ser palabras mayores, hablar de la madurez musical de Beethoven es demasiado.

Como todos sabemos, Beethoven se había recluído. Su sordera le había apartado de la gente y se había dedicado a componer. Incluso, mientras escribía su novena sinfonía, cuentan, que se hizo pasar por loco. Dijo que estaba armonizando unas cancioncillas para que todos pensaran que estaba terminado y le dejaran en paz. Él sabía que era un genio, no necesitaba del calor de público, y buscaba sólo soledad y concentración. Cuando terminó la sinfonía aún escribió este cuarteto, y claro, hay que tener cuidado. Sin embargo, dicen algunos musicólogos que la mayoría de las innovaciones armónicas de Beethoven son en realidad fallos que tuvo su copista. Pero yo no me lo creo, quita demasiado romanticismo al asunto, y además, es difícil de creer que el azar haya creado este cuarteto, ¿No?

Beethoven había estado estudiando contrapunto. Ya en la novena encontramos dos fugas dobles en el último movimiento. Una fuga normal es una pieza en la que se trabaja con un solo tema siguiendo una forma prefijada, aunque lo más evidente es quizá, que todas las fugas comienzan con un tema que pasa por cada una de las voces que tenga la fuga. En nuestro caso, cuatro. Es algo realmente difícil, que muestra bien a las claras la capacidad técnica de cualquier compositor. Uno puede hacer cualquiero cosa, puesto que el material está fijado de antemano. Hoy en los planes de estudios en España se dedica un curso entero sólo a aprender a escribir una fuga. Y el aprobado cuesta sangre, sudor y tinta. Mucha tinta. Escribir una fuga doble es similar pero con dos temas. Algo realmente complejo, que pocos se han atrevido a abordar. (Aunque pueda parecer más fácil no lo es, creedme). Beethoven, en esta fuga trabaja con tres temas. Yo creo que anteriormente sólo Bach se atrevió con una de estas. Escribir una fuga tritemática debe ser horrible. Pero ya hablaba antes que enfrentarse al último periodo de Beethoven debe dar miedo. No quizá en la novena sinfonía, la más conocida, pero sí en todas las otras piezas que escribió al final de su vida. En las últimas sonatas, en los últimos cuartetos.

El cuarteto comienza presentándonos dos de los tres temas, durante 30 compases (aunque en wikipedia ponga 25, ¡no le hagáis caso!). En el compás 30 aparece saltarín el tercer tema, que funcionará como principal en la primera sección de la fuga. Esta fuga se divide en varias secciones, utilizando diversos elementos temáticos, todos presentados en esta introducción, variándolos y modificándolos, sometiéndolos a todos los procesos contrapuntísticos imaginables. Aunque en una primera escucha nos pueda parecer que suena un tema nuevo, una escucha más detenida o una partitura nos aclara que en verdad es un cambio de métrica, o una inversión o... Y el resultado, pues sí, da un poco de miedo.

Hoy os acompaño un audio. Es el cuarteto Alban Berg.

Espero que os guste

La gran fuga, Op.133

6 comentarios:

  1. La imagen es de un cuadro de Pollock. Vale que no tiene nada que ver pero no encontraba nada más apropiado y me gusta, y además los entramados texturales de Pollock pueden recordar algo a la textura contrapuntística de una fuga. Vale también que Pollock hacía las cosas un poco al estilo Action Painting y eso es todo lo contrario al trabajo que necesita una fuga, pero... mira que a mí me gustaba. Punto.
    Si tenéis algo más apropiado, pues me lo mandáis y yo lo cuelgo.

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    1. Concuerdo contigo, José Manuel. A mí también me gustó tu elección de Pollock. Desde que vi el cuadro me pareció escuchar la Gran Fuga.

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    2. Concuerdo contigo, José Manuel. A mí también me gustó tu elección de Pollock. Desde que vi el cuadro me pareció escuchar la Gran Fuga.

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  2. A mí me ha parecido qe el cuadro tiene la textura de una cuatro qesos (así, a vista de pájaro sin colirio)

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  3. Gracias por el artículo. Me ha resultado muy útil. ¿Sabrías de una editorial de calidad que haya publicado la partitura? Gracias :)

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  4. A mi la Gran Fuga me encanta.Llevo toda mi vida escuchando musica clasica y aunque de manera intima mis compositores preferidos son Bruckner,Mahler y Sibelius (en ese orden).Debo decir que cuando oi la Gran Fuga interpretada por mi cuarteto preferido que es el cuarteto Melos,me que quede petrificado de asombro.No crei que Beethoven hubiera llegado a esa expresividad que sobrepasa toda imaginacion.Cuando la oi me di cuenta de que la obra es un reflejo de la union de dos mundos:el caotico y absurdo pero muy real que existe en todas partes y el logico,natural y bello que jamas coexistiria sin el primero.
    Cuando oi esta monumental obra me vino a la mente la imagen de instrumentos carnosos que sonaban con cuerdas sangrientas...exactamente lo que Beethoven queria que sintieramos:Que el mundo que conocemos no es solo el barniz que vemos,sino que tambien se compone (en su mayor parte) de dolor,suciedad y absurdo.Nada mas,gracias

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