viernes, 10 de abril de 2009

La sinfonía fantástica, de Berlioz


Hoy me habéis pillado de vacaciones. Como buen español, en semana santa, colaboré con el colapso de las carreteras, cogiendo mi coche y circulando por plena A4. Lo que pasa es que creo que me equivoqué de destino y me fui a un pueblecito de interior. El caso es que ahora no tengo mis discos para colgar una grabación ni un ordenador suficientemente potente como para ponerme a buscar videos en youtube sin que se me vaya la mañana en ello. Así que no habrá grabación.

Pero bueno, la fantástica es conocida (además de fantástica)

Todo empezó con un jovenzuelo que se llamaba Hector y que le gustaba ir con su guitarrilla por los parques, tocando, ligando y esas cosas que hacen los jovenzuelos. (Podría ser cualquier muchacho de estos que nos encontramos en los parques tocando y al que no prestamos atención). Pero esta historia sucedió en los albores del romanticismo, cuando el conocimiento técnico no era demasiado importante, puesto que se estaba gestando.

Total, que el padre de Berlioz, veía que su chiquillo estaba echando su vida por la ventana y ya por aquél entonces, que se llevaba eso de decir que la música no da de comer y más si te dedicas a tocar la guitarrilla en los parques... pues el padre prácticamente le obligó a estudiar medicina. Hector Berlioz marchó a Paris, se matriculó en la universidad, y pasó todo el tiempo leyendo libros de música, asistiendo a representaciones musicales y bueno, supongo que emborrachándose y metiéndose todas las drogas que pillara. La medicina la dejó el día que tuvo que asistir a una disección de un cadáver. Cuentan que fue tal la impresión que saltó por la ventana. Suerte que era un primer piso.

Pero bueno, él se seguía formando, porque ba a la ópera y estaba más o menos metido en el mundillo musical. El caso es que en una de estas, se enamoró platónicamente de una bailarina. Me imagino que iría después de la actuación, con un ramo de flores y le propondría algo. Pero ésta le respondió con unas cuantas calabazas. El caso es que Berlioz, desolado se encontró con la hermana de esta bailarina, la hermana le hizo algo de caso y Berlioz debió pensar que era un bonito sucedaneo de bailarina original. (En verdad creo que no era bailarina, que era actriz, pero oye, así queda mas bonito)

Total, que Berlioz empezó a salir con la hermana de la chica que le gustaba. Eso es peor que quedarse soltero, porque tienes que ver a la muchacha que te ha dado clabazas en todas las fiestas familiares, y me imagino que debe ser un follón. Total, que Berlioz decidió suicidarse. No sé si lo decidió o en verdad era sólo una forma de llamar la atención, pero el caso es que cogio todo el opio que pudo y se lo metió dentro del cuerpo. (No sé si fumao, en vena o en ensalada, supongo que fumao, porque tendo ni idea de como se consumía el opio en el siglo XIX). Total, que evidentemente, no se murió, porque si se hubiera muerto ahora mismo no lo conoceríamos. Pero se quedó inconsciente un buen rato. Supongo yo que entraría en coma y esas cosas. Y mientras estaba inconsciente soñó que un puñao de animales del bosque, le juzgaban por haberse engañado a sí mismo, a la chica con la que salía y a la muchacha que en verdad le gustaba; y le condenaban a muerte en la horca.

Cuando se despertó y se repuso, llegó a la conclusión de que tenía un bonito programa para una sinfonía programática (eso del programa para una sinfonía se pondría de moda algo después, pero ya había sido utilizado en alguna ocasión, por ejemplo, en la sexta sinfonía de Beethoven). Total que escribió la sinfonía en cinco movimientos, contando toda la historia de la chica y tal, metiendo en el penúltimo la historia del sueño. Es muy graciosa la traducción sonora de la horca cortándole la cabeza justo al final, y los rebotes de esta al caer tras ser cercenada. Si es que Berlioz, en el fondo, era un macabro.

También utiliza una célula durante toda la sinfonía y que simboliza a su amada. Osea, un leit motiv. Es, concretamente, la melodía que suena en el clarinete justo antes de que le corten la cabeza en "La marcha hacia el suplicio". Y otra de las innovaciones que hay en esta sinfonía y que yo recuerdo ahora mismo, es que parece ser la primera obra orquestal donde se utiliza una tuba, que acababa de ser inventada. También, según me dijo un tubista hace algunos años, es la parte de tuba más difícil que se ha escrito. Pero bien podía no conocer otra obra mi amigo el tubista.

En fin, que en esas estamos. Yo voy a seguir disfrutando de mis vacaciones.

Pasadlo bien también!

2 comentarios:

  1. Nunca habia oido de esta obra, y muy pocas piezas de este autor. La verdad q m ha gustao mucho, en especial el 4º mov, con los metales. Un aplauso!

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  2. Amigo Pool!
    Una alegría volver a verte por aquí.
    Me alegro de que te haya gustado.

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