jueves, 31 de diciembre de 2009

Las siete puertas de Jerusalem, de Penderecki



Para comenzar el post de hoy, me remontaré al periodo antiguo. Antes incluso del imperio romano. La historia de esta pieza comienza, aproximadamente con la historia de la ciudad de Jerusalem. Yo no sé muchas cosas de historia, y muchas menos de historia antigua, pero algo he leído por ahí. Resulta que hace mucho tiempo, hubo un rey en Israel que se llamaba David. David se hizo famoso porque mató a un gigante malo que atemorizaba al pueblo, de una pedrada en la cabeza. Después de eso se hizo rey. Se supone que fue un rey justo, inteligente y amante de la música. De hecho muchos pintores lo han representado tocando una lira, e incluso una canción infantil lo nombra "Estas son las mañanitas que cantaba el rey David". Pero también se le atribuye la formación de un estado judío coherente con capital política y religiosa en Jerusalem.

3000 años después, Jerusalem seguía siendo la capital política y religiosa del estado judío. A los dirigentes políticos que había por aquélla época se les ocurrió celebrarlo encargando una obra musical a un compositor vivo. La idea, en el fondo era buena. Normalmente para hacer celebraciones políticas se encargan obras de música a compositores vivos, y gracias a eso la música contemporánea sigue existiendo, porque como ya sabemos todos, este tipo de música es, por definición, deficitaria. Lo curioso del caso, es que teniendo compositores en Israel, lo normal hubiera sido encargar la pieza a un compositor de allí. Pero no sé muy bien por qué, la pieza para celebrar los 3000 años de la ciudad se la encargaron a un compositor polaco. A Krysztof Penderecki.

Krysztof Penderecki había nacido en un pueblecito polaco en 1933. Sus primeras obras se enmarcaron dentro de la vanguardia de aquélla época. De hecho se le relaciona bastante con Ligeti, puesto que ambos trabajaban con sonoridades texturales renunciando un poco a cuestiones de pulso y melodía. Quizá la pieza más importante y famosa de Penderecki sea "Treno, lamentación fúnebre por las víctimas de Hiroshima" que si bien no es una pieza descriptiva, transmite muy bien lo que dice su título. De hecho cuenta la leyenda que puso el título a posteriori, cuando alguien le dijo: "Macho, eso que has escrito se parece a lo que debieron de oir las víctimas de Hiroshima". Pero dejamos Hiroshima. Cuando Penderecki cumplió unos 40 años (más o menos) su estilo comenzó a cambiar y pasó a ser algo más melódico y menos disonante. Mucho le echaron en cara entonces que se estaba vendiendo al sistema y tal y cual. Penderecki decía que era un cambio que le apetecía hacer. Hace mucho tiempo, estaba yo a pensando en comprarme una de sus sinfonías en un centro comercial cuando un hombre que pasaba por allí me regañó por comprarme una sinfonía de Penderecki. -¡Eso es basura!- me decía. Menos mal que no le hice caso...

Para el oratorio de hoy, Penderecki decidió hacer una obra grande. Tan grande como la octava sinfonía de Mahler. Utilizó también una orquesta gigante, ocho solistas, y tres coros mixtos. Toda la obra hace referencia al número 7. Las siete puertas de Jerusalem. Tiene siete movimientos, frases de 7 notas, el número 7 está presente continuamente. Mucha gente nos dirá que Jerusalem en realidad tiene 8 puertas, pero el problema es que la octava puerta está tapiada y no se puede pasar por ahí. Parece ser que la profecía dice que el mesías entrará por esa puerta; entonces alguien decidió tapiarla y poner un cementerio delante para ponérselo dificil. Por eso tenemos que entender que son siete. Penderecki cogió textos bíblicos. Los escribió todos en latín excepto el 6º, punto climático de la pieza, que está en hebreo. Tomó textos sobre todo del libro de los salmos, pero también de Isaías, Jeremías, Daniel, y para este 6º movimiento, de Ezequiel, capítulo 37.

Yo tengo una teoría, no comprobada, por la que uno podría pasear por la ciudad antigua, de puerta en puerta escuchando este oratorio, y la duración de cada uno de los movimientos, coincidiría con el tiempo que tarda en llegar de una puerta a la siguiente. Habría que saber, por supuesto, por donde empezar.

La pieza fue escrita entre Abri y Diciembre de 1996 y estrenada en Jerusalem el 9 de Enero de 1997. Después de su estreno Polaco unos meses después, a Penderecki se le ocurrió llamarla "Sinfonía nº7". Es curioso, porque todavía no ha escrito la sinfonía nº6 ¡Pero sí la ocho!

Por cierto, espero que paséis todos un feliz y espectacular 2010. Y que colaboréis más con este blog en forma de comentarios. ;-)


5 comentarios:

  1. ¿Para cuándo la Jazz Suite de Shostakovich?

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  2. Hola Álvarez, bienvenido al Blog!

    Tomo nota y a ver si hay suerte en las votaciones!
    :)

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  3. José, estupenda esta obra de Penderecki de quien sólo conocía la estridente "Treno...", y también gracias por el artículo que me vino de pelos para contextuarla.
    La quinta puerta, con esas percusiones impresionantes y el recitado gravísimo (creo que en la 6ta puerta) me han impactado... veré si consigo los textos por allí.
    Fijate que pensaba en Penderecki como un compositor estrictamente experimental pero veo que se ha corrido un poco en algun momento de esa linea.
    Me voy con paciencia con las obras "contemporaneas" exigen una predisposicion distinta.
    Una que vengo disfrutando mucho es "Turangalila" de Messiaen; tal vez en algun momento le puedas dedicar algun articulo.

    Pues bien, adelante con tu blog.
    Y ya voto por Webern
    Saludos
    Rintrah

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  4. Ya ves, Rintrah, Penderecki cambió su estilo y desde hace tiempo nos viene dejando cosas como esta. Otra pieza que también te gustará es "La pasión según San Lukas". Es una de las piezas de transición entre su primer estilo y el segundo.
    Y con relación a la "Turangalila" ya hablé de ella hace tiempo. Lo que pasa es que el artículo debe andar muy atrás en el blog.
    http://audicionescomentadas.blogspot.com/2009/02/sinfonia-turangalila-de-messiaen.html
    Gracias por seguirme!
    Jose

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  5. Paso por tu blog y leo. Buscaba el significado de un sueño en una de sus puertas. Quizás me falta tiempo para no morir sin ver y caminar por la Ciudad Santa. Gracias. Elisa

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